El Gobierno está de pre-campaña electoral. Se nota, por ejemplo, en la cantidad de entrevistas que los miembros del Ejecutivo han concedido en las dos últimas semanas. Ejemplo: la entrevista a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría (en la imagen), en 'La noche en 24 horas', programa del canal público del mismo nombre. En un momento dado, el entrevistador, Sergio Martín, le pregunta con qué se siente más satisfecha durante los tres años de Legislatura. Antes, le nombra la crisis sanitaria del ébola y la sucesión en la Jefatura del Estado, hitos en los que asumió un papel protagonista.

Pero a lo que vamos. En su respuesta, Soraya responde con cara dramática: "En el ébola aprendí muchísimo. Lo pasamos muy mal,  porque cuando hay vidas humanas en juego, te hace tener una carga… lo de los papeles es más fácil (…) pero eso (lo del ébola) era harina de otro costal". Está claro: Soraya lo pasa mal cuando están en juego vidas humanas. Lógico. No es lo mismo tomar una decisión que implica una subida del IPC, que aprobar una medida de la que puede depender una vida humana.

Eso está muy bien. Pero, ¿qué pasa con los más de 300.000 niños que han sido asesinados en el vientre de sus madres, desde que comenzó esta Legislatura? ¿Acaso no son vidas humanas? Pero a la vice no le conmueven. Ni siquiera los nombra. Le preocupan tan poco esas vidas humanas que el Gobierno ni siquiera tiene fecha para que las menores de 16 años tengan que tener el consentimiento paterno para matar a su hijo. Una nimiedad. Pues ni eso. A Soraya le preocupa más el IPC.

Hispanidad

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