Décadas atrás eran los miembros de la Beader Meinhoff y otros terroristas rojos. Ahora, son los yihadistas. A estos pobres alemanes siempre se les suicidan los terroristas en la cárcel. Es cierto que muerto el perro se acabó la rabia, que no deja de ser una muestra de eficiencia. Ahora bien, doña Ángela Merkel, esto hay que cuidarlo. ¿Quién sabe qué cosas podrían sospechar las mentes retorcidas? Hispanidad redaccion@hispanidad.com