Las fiestas de La Mercé, las más famosas de Barcelona, son el instrumento de la alcaldesa centrífuga de la ciudad condal, Ada Colau, para descristianizar Barcelona. Pero, en paralelo, ahora Colau acaba de suprimir la Muestra de Vino y Cavas de Cataluña, porque le parece, no sé, como muy poco progre. Lo progre supongo que es el porro. El vino es cosa de mayores, derechona pura. Ya lo dijo el clásico: ¡Malditos bebedores de agua! Seres acuosos, 'colausinos', incapaces de engrandecer el alma. Por cierto, Colau tampoco puede poner impuestos a los pisos vacíos. No es de su competencia. A la centrífuga no le permiten hacer lo mejor que hace Podemos y sus confluencias: prohibir y meter la mano en el bolsillo del contribuyente. Hispanidad redaccion@hispanidad.com