Si algo fastidia a la mujer inteligente es que la juzguen en masa, como si fuera una unidad más dentro del sexo femenino. Lógico. Si algo repugna a la mujer es lo clónico, y si algo le gusta es su personalidad. Mejor o peor, porque tiene no poca capacidad de convivencia con la propia imperfección, pero le gusta ser ella misma. Otra manera de decirlo: la mujer inteligente se sabe mujer pero ante todo se sabe persona. Pero con el 8-M ha surgido el feministo, un personaje singular dedicado a alabar a las mujeres, o al conjunto de las mujeres, lo que no implica que respeta y valore a la suya. El feministo, para la mujer con pocas luces, es un chollo. Hispanidad redaccion@hispanidad.com