La verdad es que no tenemos claro, tampoco el Gobierno, a qué ritmo se le van a cubrir 30.800 puestos de funcionarios pero, ni tan siquiera sabemos dónde, porque las especificaciones de la ministra Meritxell Batet son como las fincas en Extremadura: manifiestamente mejorables.

Lo peor de todo no es eso, lo peor de todo es que la medida, vendida por el Gobierno Sánchez como un gran éxito, es mala. España no necesita más funcionarios, sino menos. Lo que España necesita es empleos privados. Y estos se crean mejor y en más abundancia cuando el sector púbico mengua que cuando se infla.