Sr. Director:
Me hubiese gustado que este genio del tenis, Rafa Nadal, en lugar de agradecerle a la vida su talento (el regalo), se lo tendría que haber agradecido a Dios (el obsequiante).

 

Bueno…está bien, Dios es la vida. Pero, ¿por qué tienen ese "pudor" absurdo de darle gracias a Dios?

Pablo Caruso