• El peor escenario: que la infanta Cristina también se viera concernida.
  • Eso sí, el Monarca ha recuperado la colaboración del Príncipe heredero.
  • Lo más doloroso para Juan Carlos I: se ha visto obligado a alejarse de su hija favorita: la Infanta Cristina. Y con la oposición de SM, la Reina Sofía.
  • PP y PSOE cierran filas con los Borbones, no así Rosa Díez.
  • El juez acusa al Duque de Palma de fraude, malversación de fondos, prevaricación y evasión.
  • Doña Letizia consigue una nueva victoria: ya ha conseguido expulsar a sus dos cuñadas de la Zarzuela.
  • Y Pedro J. Ramírez no se da por vencido: ahora le buscará las cosquillas al Rey.

Y ocurrió lo que tenía que ocurrir, lo que Hispanidad adelantó medio mes antes de que el jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, lo hiciera público: la Zarzuela dejaba caer al Duque de Palma, Iñaki Urdangarín.

De nada sirvió el apoyo de SM la Reina doña Sofía, con su viaje sorpresa a Washington para dejarse fotografías con su hija SAR Cristina de Borbón, su yerno y sus nietos: en la mañana del jueves 29 de diciembre, seis días después de que el Monarca asegurara que la justicia es igual para todos, el juez José Castro imputaba a Iñaki Urdangarín por los presuntos delitos de fraude, malversación de fondos, prevaricación y evasión fiscal. Delitos graves aunque el nombre imponga más que el contenido.

Además, la imputación abre el peor escenario posible: el de que la hija del Rey, SAR Cristina de Borbón, esposa de Iñaki Urdangarín, se vea judicialmente concernida. Y eso es algo que bien puede ocurrir.

Tras conocerse la noticia, la Casa Real mantuvo el pulso iniciado con el discurso de Nochebuena: todos son iguales ante la ley, respeto a las decisiones judiciales. Y ahi seguimos.

La verdad es que el Monarca, con su dura decisión de alejar su hija favorita a las tinieblas exteriores -del Palacio-, ha reforzado la Monarquía, aún a fuer de enfrentarse a todos, incluso a su esposa, la Reina Sofía. Ha resultado, sin duda, una de las decisiones más duras de todo su mandato y su expresión pétrea al recibir el aplauso de los diputados en la inauguración de la X Legislatura, así lo refleja. La Monarquía sale reforzada pero la familia Real se ha roto.

Eso sí, el Rey ha conseguido retomar la colaboración de su hijo, el Príncipe heredero. Ahora, todo estriba en que Felipe de Borbón sea capaz de pararle los pies a su esposa, doña Letizia Ortiz Rocasolano, que ha sido la principal promotora, junto al director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, de la campaña para que, aprovechando el escándalo Urdangarín, el Rey abdicara en el Príncipe Felipe. No lo ha conseguido pero Pedro José, inasequible al desaliento, ya prepara el nuevo ataque contra la Casa Real, esta vez investigando las cuentas del Monarca.

Por ahora, ha perdido la primera batalla, aunque su cómplice, Doña Letizia Ortiz, ha conseguido una primera victoria: expulsar a sus dos cuñadas de Zarzuela y desautorizar a su suegra, SM la Reina Sofía.

Lo dicho, la Monarquía se refuerza, al menos por el momento, pero la Familia Real se rompe: han sido las navidades más tristes del monarca que ha tenido que sacrificar la estabilidad familiar a la institucional, tristeza que se ha reflejado en la tradicional cena de Nochebuena y en la comida de Navidad.

Buena prueba del reforzamiento es que tanto PP como PSOE han hecho una piña con la Monarquía y que los nacionalistas catalanes han echado mano de su moderación para aliarse con una causa, la monárquica, que no fue la suya. No así los nacionalistas vascos ni lo que resulta más sorprendente, Rosa Díez, líder de UPD.

Más sorprendente por cuanto Díez dirige una formación anticristiana y antinacionalista. Ahora bien, la clave de la unidad de España sigue siendo, tras 30 años de democracia, la Corona. La reacción de Díez, en el sentido de exigir a Zarzuela que colabore con la causa judicial no sólo es imposible, sino absurda.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com