El amor por una madre puede llevar a hacer locuras. Pero ¿se atreverían a enviarle cartas de amor falsas? Eso sucede en Una dulce mentira, una comedia francesa llena de enredos.

La inolvidable protagonista de Amelie, Audrey Tautou, vuelve a meterse en la piel de una muchacha  (Emilie) que pretende resolver la infelicidad de los que le rodean, en este caso de su madre, muy depresiva desde que le dejó su esposo. Para ello no dudará en reenviarle una carta de amor (de la que ella fue receptora). Gracias a esa misiva (y las que le siguen) su madre encuentra una razón para vivir pero se empeña en descubrir al emisor anónimo de la misma…

Una peluquería, un lugar de encuentro muy femenino, es el escenario donde se desarrolla la mayor parte de la acción de esta comedia llena de personajes inseguros y que se apoya, especialmente, en el duelo interpretativo de dos grandes actrices como son la veterana Natalie Baye (una de las musas de François Truffaut) y la mencionada  Audrey Tautou. Al fondo, una problemática actual: el abandono por parte de sus maridos de mujeres de mediana edad, que son sustituidas por jovencitas y que tienen que recomenzar su vida en solitario (algo que contaba con mucho humor el pasado año la comedia estadounidense No es tan fácil).

Con Una dulce mentira Pierre Salvatori nos propone una comedia de autor, llena de ironía en la que él mismo ha co-escrito el guión, y donde queda patente la importancia que tiene la familia (en este caso el amor filial) para sobrellevar las decepciones o los fracasos que se van produciendo en el transcurso de la vida. Resulta agradable a pesar de que es algo repetitiva en su desarrollo.

Para: Los que les gusten las comedias románticas francesas