• Ya hay 26 muertos por las protestas de ayer martes.
  • Pero Rusia denuncia un intento de golpe de Estado.
  • Las protestas reflejan el malestar ciudadano por la corrupción política y las mafias.
  • Para montar un pequeño negocio, los ucranianos deben pagar la correspondiente cuota al mafioso de turno.
  • La connivencia entre ese sistema corrupto y el poder político indigna a los ucranianos.
  • Ahora bien, la violencia desatada no conduce a nada. 
La crisis política que vive Ucrania ha conmocionado al mundo. Los incidentes violentos entre los manifestantes y la policía dejaron ayer 26 muertos y al menos 114 personas han sido hospitalizadas. El Ministerio de Interior, a su vez, cifra los agentes heridos en 349 agentes hospitalizados, 74 de ellos con heridas de bala. Todas estas cifras son ya palabras mayores. Ya se ha decretado luto oficial por estos incidentes.

La Alta Representante europea para la Política Exterior, Catherine Ashton, ha señalado que la UE explorará la posibilidad de imponer sanciones a Ucrania en la reunión extraordinaria que celebrarán el jueves los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea. Ashton indicó que "todas las opciones posibles se van a estudiar, incluyendo las medidas restrictivas por la represión y violación de los derechos humanos".

Hoy miércoles, los manifestantes que ocupan la Plaza de la Independencia, en el centro de Kiev, mantenían  sus posiciones en espera de nuevos enfrentamientos con la Policía antidisturbios.

A todo esto, los políticos ucranianos intentan llegar a acuerdos pero no es fácil. De hecho, el presidente del país, Víktor Yanukóvich, y los líderes de la oposición fracasaban en su intención de alcanzar una solución pacífica en conversaciones celebradas durante la madrugada.

Los manifestantes reclaman la convocatoria de elecciones anticipadas, tanto presidenciales como legislativas, y la vuelta a la Constitución de 2004, menos presidencialista.

Por su parte, el presidente ucraniano ha acusado a la oposición de un "intento de toma del control" institucional y les ha instado a separarse del radicalismo de los manifestantes para seguir negociando. "Los líderes de la oposición han dejado de lado el principio de la democracia que consiste en que el poder se obtiene después de las elecciones y no en la calle (...) Han cruzado la línea al llamar a la gente a tomar las armas", dijo Yanúkovich el martes. "Esto es una violación flagrante de la ley y los responsables comparezcan ante la justicia", ha sentenciado.

Recordemos que las protestas se iniciaron a finales de noviembre de 2013, cuando el presidente Yanúkovich no firmó un acuerdo de asociación con la Unión Europea y, por contra, el presidente recibió un préstamo de Rusia. Una Rusia que no desea perder influencia ni control en el país.

Por eso, hoy Rusia ha denunciado que los disturbios en Ucrania contra el gobierno de Yanúkovich, que cuenta con mayoría en el Parlamento, constituyen un intento de golpe de Estado. "Moscú condena firmemente la violencia de los elementos radicales, que han violado los acuerdos y han aprovechado la amnistía de los detenidos para, luego, pasar inmediatamente a acciones de violencia", ha dicho el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Aunque, en el fondo, las protestas de la ciudadanía ucraniana se dirigen contra un sistema y un Gobierno corruptos, en un país dominado por las mafias. Los ucranianos creen que un acercamiento a la UE les ayudaría a salir de ese círculo vicioso entre poder, corrupción y mafias. Para montar un pequeño negocio, los ucranianos deben pagar la correspondiente cuota al mafioso de turno.

Aunque eso está por ver, lo cierto es que la violencia -venga del poder o de los manifestantes- nunca trae nada bueno. Y, como siempre, lo deseable es sentarse y llegar a acuerdos.

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com