Sr. Director:

Érase un país donde las vacas estaban gordas y hermosas. Pero un ganadero con mucho talante comenzó a ordeñarlas lo normal… y ordeñarlas más allá de lo normal… y ordeñarlas hasta la extenuación.

 

Así durante siete años, y claro las vacas quedaron flacas, flacas, flacas: solo tenían huesos y piel.

Luego llego otro ganadero que, ante panorama tan desolador hubo de tomar medidas drásticas: cuidar mucho a las vacas para que no fallecieran y naturalmente, ordeñarlas mucho menos.

Tal vez ese país tenga que atravesar otros siete años de vacas flacas. Lo cierto es que no ayudaran a acortar ese periodo quienes no hacen otra aportación que protestar a coro contra el nuevo responsable, que bastante trabajo tiene con evitar la ruina.

José Murillo