Sr. Director:
Hay realidades cotidianas que nos interpelan a todos los humanos sin distinción. Muchas veces estas realidades se ocultan, se silencian, se tergiversan o se aceptan, por un pudor mal entendido, por una conveniencia social de no molestar, porque hay miedo a interpelarnos a nosotros mismos -cada uno- delante de los demás, etc.

Sin ánimo de polémica ni de controversia se me ocurre hoy hacer una sola pregunta de un asunto que a todos -absolutamente a todos -nos concierne. Mil perdones de antemano si se piensa que lo hago por incordiar, por que soy un cavernícola, un bicho raro, etc.

La pregunta que todos en privado nos hacemos, pocos en público, y menos en los diversos medios (entretenidos en asuntos "más trascendentes") como seres racionales e inteligentes que somos y los únicos conscientes de nuestra finitud y caducidad global es ésta: ¿por qué parece a muchísima gente que el tema de la muerte es un tema tabú?

Cada uno en su interior trate en el día de hoy de responderse.

Pido de nuevo perdón si alguien se siente molesto por mi atrevimiento, en hacer hoy esta pregunta.

Miguel Rivilla San Martín