• Montoro no ve mal los impuestos a la generación, las primas le preocupan menos.
  • Pero Soria sabe que si se sigue subvencionando a las renovables el déficit no tendrá fin.
  • Oro problema: si se opta por subir los impuestos a la generación, al final, por muchas barreras que oponga el Gobierno, el coste de todas las energías se disparará.

La reforma energética del ministro de Industria, José Manuel Soria (en la imagen) debe ser aprobada el próximo viernes 27. No caben más retrasos. Pero ocurre que el enfrentamiento entre el director de la Oficina Económica, Álvaro Nadal, en parte apoyado por el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, con el ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria, ha alcanzado ya proporciones de duelo. Al final, tendrá que ser el presidente Rajoy quien decida, y la verdad es que preferiría que se lo dieran cocinado.

Soria y su secretario de Energía, Fernando Martí, quieren reducir las primas a las renovables, en especial a la termosolar, controlada por la Triple A (Abengoa, ACS y Acciona), mientras Nadal opta por la subida de impuestos a toda la generación de energías, incluidas los hidrocarburos. Lo malo es que subir los impuestos acabaría repercutiendo sobre el precio de la energía, lo cual cabrearía mucho a una sociedad ya cabreada. Además, Martí insiste en que el causante principal del déficit de tarifa son las subvenciones a las renovables, en especial a la energía solar en sus dos vertientes: fotovoltaica y termosolar.

Además, en Industria están convencidos de que si no se ponen coto a las subvenciones a las renovables no se controlará el déficit de tarifa durante un cuarto de siglo.

El titular de Hacienda es una pieza clave, pues más que de energía estamos hablando de impuestos. La verdad es que Montoro hace tiempo que ha abandonado la teoría de reducir el gasto público para centrarse en atajar el déficit por las bravas, subiendo impuestos.

Al final, será Rajoy quien decida… y está un poco cabreado por tener que decidir.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com