Sr. Director:
El viernes, día 18, el Tribunal de Estrasburgo avaló con una sentencia positiva la presencia del crucifijo en las escuelas.

 

Sin duda, desde mi punto de vista, merece una valoración muy positiva. En efecto, modificando su jurisprudencia anterior, los jueces estiman ahora que se trata de una decisión propia de cada Estado, ya que no supone adoctrinamiento ni enseñanza obligatoria del cristianismo.

Las raíces cristianas de Europa son una evidencia histórica, sociológica y jurídica que no puede ser ignorada. Los sectores radicales que pretenden imponer su criterio en nuestro país han sufrido también un serio varapalo con esta sentencia contundente -relativa a Italia- del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Esperemos que nuestro Gobierno tome buena nota de está sentencia y reconsidere algunas decisiones, si más no precipitadas, que se han pretendido tomar.

Enric Barrull Casals