Con Barack Obama (en la imagen junto a Putin), el primer presidente negro (perdón, afroamericano) de los Estados Unidos se copa el ranking de los jefes más desastrosos de Occidente.

No da una el muchacho. Además de atentar contra todos y cada uno de los principios no negociables (vida, familia, libertad de enseñanza y bien común) se ha cargado el que yo califico como quinto valor no negociable para un católico: la libertad religiosa, sin la que el resto de libertades no sirven de nada… de la misma forma que, sin el derecho a la vida, no existe ningún otro derecho.

En Hispanidad ya hemos enumerado los ridículos de Barack Obama frente a los dos enemigos de Occidente, es decir, de la libertad: el Oriente y el Islam. Más grave aún el primero (China y compañía) que el segundo. El tercer enemigo, lo sé, es la abjuración occidental (Europa y América) de los principios cristianos que conformaron Occidente.

Pero centrémonos en el Islam: Obama derroca a Mubarak en Egipto y llegan los fundamentalistas islámicos. Obama (con la ayuda europea) derroca a Gadafi en Libia y llegan los fundamentalistas islámicos. Obama intenta derrocar a Bashar Al Asad en Siria y llega el califato islámico de los salvajes. Ahora intenta rectificar pero lo hace manteniendo como principal enemigo al ruso Vladimir Putin.

Es cierto que Putin debe dejar en paz a Ucrania, pero Putin no es el enemigo de Occidente: es un occidental. El diario ABC publicaba el domingo una portada telúrica, donde hablaba de que Ucrania podría provocar la III Guerra Mundial.

Pero Putin no es el enemigo de Occidente: Rusia es occidental, eslava, cristiana, aunque tras 70 años de totalitarismo soviético de por medio, lo que nos lleva a desconfiar de Putin. Ahora bien, enfrentarse a Rusia sólo significa que los totalitarismos oriental e islámico avanzan sobre Europa y sobre América.

No hay que enfrenarse a Putin, hay que ganarse a Putin para nuestro bando. Deberíamos atraer a Rusia a nuestro bando, intentar que ingrese en la Unión Europea y, por qué no, en la OTAN. 

"¿Quién puede creer a Putin", se preguntaba un editorial del mismo diario ABC. Respuesta: Yo mismo. Aunque Obama piense lo contrario, Putin no es nuestro enemigo. Es un nacionalista ruso criado en la KGB, ciertamente, pero es de los nuestros. Por ejemplo, cree que la verdad existe, y con ella, existe lo que está bien y lo que está mal. En eso hasta nos da lecciones a Occidente.

El presidente norteamericano despreciaba al ruso, "un tipo que me ha decepcionado porque aún vive en la Guerra fría", afirmó con su chulería habitual. Pues mire usted, a los cristianos como yo lo que nos decepciona es la tibieza de Obama y sus ataques a la antropología cristiana. Por ejemplo, en la fracasada estafa científica de la utilización de embriones humanos como cobayas de laboratorio. Obama es un progre occidental incapaz de salir de su atolladero relativista, incapaz de distinguir, en suma, entre el bien y el mal… que es de lo único de lo que debe entender un político.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com