• Las petroleras norteamericanas quieren echar a Repsol de Iberoamérica.
  • No soportan sus avances en la zona y le acusan de haber introducido a los chinos.
  • Y a todo esto, el chusco episodio del acuerdo Chevron-YPF.
  • En paralelo, la diplomacia española se divide acerca de las relaciones con Argentina.

Ya lo hemos denunciado en Hispanidad. En toda la historia de la democracia, España no ha tenido la desgracia de contar con un embajador norteamericano tan metomentodo como Alan Solomont (en la imagen). Más que un diplomático es un banco de inversión y un lobby de presión empresarial. Ningún embajador USA se había atrevido a inmiscuirse en la política española con tanto descaro como él. No en vano se ganó el puesto como uno de los principales aportadores de fondos a la campaña de Barack Obama.

Y resulta que Solomont la ha cogido con el presidente de Repsol, Antonio Brufau. Nunca ha sido muy querido por el lobby norteamericano, porque Brufau para hacer creer a Repsol, no ha dudado en firmar conciertos con firmas estatales petroleras hispanoamericanas e incluso, lo más grave, introducir a las petroleras chinas en Iberoamérica, a la que consideran su patio trasero.

Así, no pasa ningún mes sin que Solomont arremeta y calumnie a Brufau ante el Ministerio de Industria o ante la mismísima Moncloa.

Como digo, acusa, entre otras lindezas, a Brufau, de haber introducido a las petroleras chinas en Iberoamericana -acuerdo en Brasil con Synopec, sobre todo- y de sus buenas relaciones con personajes como Hugo Chávez o Evo Morales. Y puede ser criticable, ciertamente, pero no se trata de política, se trata de que Solomont pretende que sean las petroleras norteamericanas quienes copen la explotación de los nuevos yacimientos de crudo hispanos.

Todo ello coincidiendo con el chusco episodio de Chevron-YPF. El Gobierno argentino asegura que Chevron explorará Vaca Muerta, pero no se especifica cifra de inversión alguna ni parámetro para imaginárnoslas. Y en el entretanto, Chevron asegura a Repsol que, con este acuerdo, sólo pretende cobrar lo que le deben los argentinos. Hay que tener en cuenta que Repsol ha sido expropiado y que llevará a los tribunales, no sólo al Gobierno argentino, sino a cualquier petrolera que haga una de 'sus' concesiones.

En el caso argentino, además, la diplomacia se cruza con la economía. Para la próxima Cumbre Iberoamericana, a celebrar en Cádiz en noviembre, el Gobierno Rajoy pretende normalizar las relaciones con la Casa Rosada, si es que la presidenta Cristina Fernández se digna acudir.

Pero lo más importante, ahora mismo, es poner en su sitio al embajador Solomont.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com