La policía ha advertido a algunos ejecutivos bancarios que se busquen su propia seguridad porque consideran que pueden atentar contra ellos.

Por ejemplo, algún suscriptor de preferentes ligeramente cabreado. Ya se sabe que cuando los pueblos se enfadan buscan alguien a quien destripar, y esto, independientemente de que el recién llegado tenga algo que ver con el autor del desafuero.

Y la cosa ha llegado al acabose cuando la Fiscalía General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, se ha unido al 15-M -buen compañero de viaje para un fiscal- para investigar los presuntos y variados delitos que se hayan cometido en Bankia, lo que implica la persecución de Rodrigo Rato. ¿Mariano, muchacho, quo vadis?

Mire usted: Rodrigo Rato cometió un pecado de ambición al fusionar siete cajas de ahorros. Quería ser presidente de un gran banco y se puso al frente de una tarea imposible. Ahora bien, eso no es ningún delito. Si a eso vamos, la actual fusión entre Ibercaja y Liberbank implica la unión de ocho entidades del sector ahorro. Y el propio banco público que intentaba Luis de Guindos con la concentración de Novagaliciabanco-CatalunyaCaixa-Bankia supondría la unión de 12 antiguas cajas de ahorros.

Incluso más. Puede ser pecado, pero no delito perseguible por la Fiscalía. Sin embargo, basta para destruir el honor del ex vicepresidente. Es más, si vamos o comprar, resulta que Rato no recibió ni un euro del erario público mientras que a su sucesor se le han aceptado 23.000 millones de euros.

Curiosamente, la avanzadilla del fiscal llega pocos días después de que -supongo que el propio Rato- filtrara a la cadena SER un documento donde criticaba el rescate por las mismas razones por las que lo criticamos en Hispanidad: ayuda al equipo de entidad, perjudica a los accionistas y, sobre todo, perjudica al Tesoro público. Miren por dónde, en ese momento, las promesas de Rajoy a Rato para que entrara en Endesa, Repsol o Telefónica, viraron 180 grados y se han convertido en una andanada de la Fiscalía contra el ex director de FMI.

Uno de los principales problemas de España es que todo el mundo hace leña del árbol caído. Es una cosa muy fea.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com