Sr. Director:

Al fin las previsiones se han cumplido como un reloj. Fruto de largas conversaciones y expectativas preparando el terreno de su anuncio, los etarras publicitan a los dos días de la parodia de la llamada conferencia de paz, un comunicado antes de las elecciones generales y que se elabora con la legitimidad que le ha brindado, la presencia de los dos partidos cómplices y asistentes al cónclave abertzale internacionalizado: PSOE y PNV.

 

Solo queda por saber a estas alturas cuáles son los últimos compromisos adquiridos por el Gobierno y que los trasladará al que se constituya después del 20N, como hechos ya consumados.

La presencia de los etarras en las instituciones vascas a través de Bildu, la que se producirá en las Cortes Generales a través de Amaiur y la internacionalización del conflicto son victorias de la banda y de sus portavoces políticos que garantizan un poder transcendental para sus objetivos, entre los que está la petición de independencia. Ellos saben que la negociación en términos políticos sobre la autodeterminación no cabe pero sí su imposición…

Solo parece quedar ya, el acercamiento de los presos, de aquí que no hablen de disolución y entrega de armas porque es una "reserva" que hacen hasta ver cómo transcurren los acontecimientos después de las elecciones generales y las próximas vascas. Es comprensible que haya una corriente de cierta satisfacción porque por primera vez desde hace mucho tiempo y en español los criminales encapuchados de ETA, generosamente, anuncian que "definitivamente" cesan en su lucrosa actividad de matar.

Claro que aquí los únicos que, según ellos, han padecido son sus víctimas que han caído en una noble lucha por la libertad del pueblo vasco, combatiendo cara a cara con el ejército opresor y que las víctimas del pueblo español, para ellos no son tales, porque forman parte de ese ejército. No hay mayor insulto para los miles de españoles que han sufrido directamente su barbarie, que el desprecio permanente que manifiestan hacia el sufrimiento que han infringido a miles de hogares; que ser insensible al dolor, al valor de la vida, al debate civilizado, al respeto de la libertad, de las ideas…

Ser prudentes es siempre lo aconsejable cuando se trata de los comunicados de la banda que en un lenguaje difuso, retorcido y perverso, retuercen la realidad y tratan de engañar siempre a sus destinatarios. Nadie puede negar a estas alturas la gran labor que han desarrollado y desarrollan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las exitosas políticas impulsadas desde la unidad de los partidos para combatir el terrorismo, es la única forma de derrotarlo.

Cantar victoria como se está haciendo ahora desde altas instancias del Estado y casualmente unos días antes de unas elecciones generales, además de ser arriesgado, frustra a quienes solo la entienden como la desaparición de la banda terrorista con todas las consecuencias.

La herencia que recibirá el nuevo Gobierno en ésta como en otras importantes y graves cuestiones, será una pesada carga que tendrá que asumir desde lo que al Gobierno del presidente Zapatero le ha faltado: sentido y visión del Estado, patriotismo, competencia y valentía para decir la verdad.

Jorge Hernández Mollar