Sr. Director:
Hace algunas semanas Mariano Rajoy, en una entrevista para El País, anunciaba que de ganar las elecciones propondría reformar la ley de aborto.

 

Poco después,  María Jesús Montero, Consejera de Salud de Andalucía, en declaraciones a una agencia de noticias, ante unas jornadas celebradas en Sevilla para debatir sobre cómo restringir la libertad de conciencia del médico frente al poder legal para abortar o la ley  del homicidio digno, le espetaba: Los ciudadanos tienen derecho a conocer claramente las opiniones de las distintas fuerzas políticas para actuar en consecuencia ante unas elecciones  para elegir a una persona.

En respuesta a la acusación de indefinición, la tribuna de La Razón publicaba un artículo del diputado del PP Jorge Fernández Díaz en el que explicaba cuáles habían sido las acciones del PP frente a la vuelta de tuerca abortista  del PSOE  y en base a ello invitaba a confiar en su partido pidiendo calma y explicando que cada día tiene su afán.

Obviaré las hipócritas declaraciones de una Consejera de Sanidad proelección del homicidio a demanda que se hace cómplice de una violación de la deontología y traiciona a sus administrados pretendiendo obligarles a usar su licenciatura para matar. Pero tiene razón al pedir al PP, a diferencia de cómo engañó su partido a los españoles, que anuncie con claridad antes de las elecciones su postura frente al aborto y los derechos de los seres humanos en el inicio de sus vidas.

No ayuda a ganar votos que Ana Pastor anuncie la derogación de la ley, mientras que Mariano Rajoy sólo anuncia reformas ambiguas, a la vez que Cospedal dice que la ley coladero anterior que aplicó el PP  respetaba y defendía la vida.

Queremos saber a qué atenernos con un partido que, ante la decadencia del PSOE, se muestra con opciones de Gobierno. ¿Nos podremos fiar del afán del PP?

El nuevo afán y la dialéctica que el PP debería considerar, con independencia de adscripciones de tipo religioso o confesional, es que cuando se habla de privar de la vida a un ser humano estamos tratando de derechos fundamentales. El auténtico reto del siglo XXI es  desarrollar en plenitud el artículo 6 de la DUDH cuando establece que todo ser humano tiene derecho, en todas partes, a que le sea reconocida su personalidad (cualidad de persona) jurídica (mediante leyes) y  que, como dice el art. 29 de nuestro código civil, el concebido será tenido por nacido para todos los efectos que le sean favorables. Ante la ofensiva abortista del confesionalismo laicista radical este es un reto político y médico que defenderá la dignidad y la salud de la mujer y salvará vidas.

Reconocer la personalidad jurídica de todos los seres humanos implica reconocer también la de aquellos seres humanos que ya viven pero aún no han sido alumbrados y no discriminarlos ni por motivos de edad ni de salud. Por ello, las personas antes de su nacimiento no sólo tienen derecho a que no se les mate, sino también a que no se les congele, no se les seleccione ni se les cribe, no se las produzca artificialmente, no se experimente con ellas, no se las clone, no se vendan ni se compren en virtud del deseo de descendencia, o no, de terceros.

Para resolver un posible conflicto de intereses entre la persona que todavía no ha superado su parto y los de la progenitora que lo gesta -o del médico que la cultiva en un tubo de ensayo-, sería conveniente que; algún abogado pudiese defender los intereses del nascituro, que tuviera un juicio justo y que en caso de ser hallado culpable de lesionar los intereses de sus progenitores y se le condenase a muerte, la pena fuese aplicada por un cuerpo especial para no corromper la naturaleza de la profesión médica. Ni el aborto ni los cribados prenatales de utilidad abortista son actos médicos.

¿Estará el PP a la altura de defender sin doblez mediante leyes  los derechos de los seres humanos más vulnerables o creerá como el PSOE que el poder para matar a los hijos antes de nacer en algunas circunstancias es un derecho de la mujer que implica la obligación de satisfacerlo por parte del sistema sanitario?

El votante pro-vida, teniendo en cuenta que en España existen varios partidos que defienden la vida sin ambigüedades, quiere saberlo.

Esteban Rodríguez