No han conseguido atrapar al pedófilo del noreste de Madrid pero sí nos han frito con alarmas sociales: noticias de prensa -sobre todo de telebasura-, en las que se ofrecen al criminal las pistas que está siguiendo la policía; cursos para los padres de la zona a cargo de policías que luego explican los pormenores ante las cámaras; la inefable y ambiciosa Cristina Cifuentes (en la imagen), delegada del Gobierno de Madrid, ofreciéndonos clases tan gratuitas como inanes sobre el Estado de Derecho y la necesidad de obtener pruebas… pero sin conseguir detener al sujeto agente, que para eso le pagamos, etc, etc, etc.

Ya lo decía el siempre aprovechable Juan Manuel de Prada, cuando advertía que en la antigüedad se pregonaba el castigo pero no el delito. Ahora hacemos justo al contrario y lo llamamos transparencia.
Hoy, en Madrid, miras a un niño haciendo diabluras y ya tienes encima la mirada vigilante y sospechosa de sus padres

Regodearse en el delito, o en el mal, delito sólo provoca que cunda el ejemplo entre todas las mentes débiles y todos los corazones envenenados que existen. Por eso, ahora los investigadores sospechan que no hablamos de uno sino de varios pederastas.

Y así, hoy, en Madrid, si miras a un niño haciendo diabluras y ya tienes encima la mirada vigilante y sospechosa de sus padres. Ahora todo padre, no sin algún motivo pero con escasa sensatez, sospecha de todos. Posiblemente, de todos  menos del pedófilo.

Ya lo aclaraba Juan Manuel de Prada: es bueno pregonar el castigo, pero no el delito
Quien, por cierto, no es un loco que hace maldades; es un infame que, por sus maldades, se ha convertido en un desequilibrado.




Eulogio López

eulogio@hispanidad.com