Formidable especial el dedicado por Alfa y Omega (suplemento religioso de los jueves en ABC, que tanto beneficia a ABC y no sé si beneficia tanto a Alfa y Omega) sobre la beatificación de Juan Pablo II, celebrada el pasado domingo 1 de mayo, en Roma.
No se lo pierdan. Les ruego que reparen sobre todo, en los versos, al parecer inéditos, del poeta Karol Wojtyla, con este curioso título: Proletariado. Está dedicado a la guerra civil española, la última guerra donde se cruzaron odios y, además, ideas. Por eso fue tan cruel, claro está.

La II República y el posterior conflicto ibérico tuvieron en vela a las mejores cabezas del siglo. Recuerdo a Chesterton, asombrado de que sus compañeros liberales ingleses aplaudieron el golpe de Estado legal de 1934 a cargo de la izquierda, con un Gobierno que no era el salido de las urnas.

Recuerdo a Faustina Kowalska, maestra de Juan Pablo II, quien, ya antes del golpe militar de Franco, hacía depender el futuro de Europa -por tanto, del mundo- de lo que ocurriera en dos pequeños países: España y Polonia. Y así ha sido, porque han sido los dos laboratorios de las cosmovisiones del mundo actual.

Juan Pablo II fue un proletario en las canteras de la Solvay, en Cracovia. Un trabajo duro que le enseñó muchas cosas. Por ejemplo, a aprovechar el tiempo, porque allí, entre descanso y descanso, en el ambiente sofocante de la industria química más primaria, estudió metafísica y teología y, en sus ratos libres, escribió poemas.

Pero la gran aportación periodística de Alfa y Omega ha sido esta poesía, dedicada a la Guerra Civil española. Ojo al dato:

"Surgirán los fantasmas de España/ teñidos del incendio de las catedrales./ Los pensamientos rodarán por el empedrado,/ como esquirlas de cristales rotos".

Pero de la tragedia española surge mucho más:

"Decidnos, señores de la izquierda,/ ¿os preocupa el hombre o sólo la masa?/ Escuchad, señores de la izquierda,/ ¿qué significa la palabra masa si antes no resuelve la palabra hombre?."

Porque, ¿de qué estamos hablando?: "De la miseria o del poder sobre el mundo."

Oiga, y esto fue escrito, no bajo la dominación leninista de Polonia sino bajo la dominación nazi.

Por si fuera poco, el diario del Obispado de Madrid ha tenido a bien ilustrar el poema, con el incendio provocado por esa izquierda republicana, hoy convertida en arquetipo de la democracia, a la Catedral del Oviedo natal. Yo no había visto nunca esa foto, pero sí reconozco en ella la torre de mi catedral ennegrecida por el humo del incendio de la muy democrática izquierda asturiana.

Eulogio López
eulogio@hispanidad