Esta es la historia de Gilbert Chesterton, no en su papel de poeta, dramaturgo, novelista, ensayista, articulista… sino en su papel como director de periódico. Se hizo cargo de la revista que dejara huérfana el fallecimiento de su hermano Cecil y que pasó a llamarse G.K's Weekly, un semanal que jamás alcanzó los 10.000 ejemplares de tirada, pero que ha tenido diez veces más influencia, entonces y ahora, que sus competidores, que vendían 100.000 ejemplares y más.

El que fuera redactor jefe del semanario, W. R. Titterton, con toda la experiencia del mundo en Fleet Street lo explica así: "Dicen que Chesterton era mal director tal vez porque lo suyo no era el momento de sacar la edición. Pero el buen director no es el capaz de hacer que dos millones de personas lean su hoja miserable sino el que hace que a cualquiera le merezca la pena leer su gran periódico… Ese es el retrato de GKC director. Su periódico siempre estaba alerta, siempre merecía la pena leerse, siempre era honrado, valiente y recto. Era la mejor revista semanal de Inglaterra. Pero en cuanto al maquillaje, tengo una docena de amigos en Fleet Street que le dan mil vueltas a Chesterton".

A lo mejor eso es lo que está ocurriendo con la pavorosa crisis de la prensa española –mejor, de la prensa papel mundial-. Mantienen el poder porque se han convertido en emporios empresariales, cargados de deudas pero a los que nadie se atreve a ejecutar, pero han perdido la influencia, que ha pasado al periodismo independiente de Internet, que no emplea maquillaje y cuya presentación resulta bastante más cutre.

Titterton me parece dar con la clave cundo define a Chesterton como un hombre que se preocupaba "más de la víctima que del sufriente" porque, "el sufrimiento es propio de todo hombre pero la injusticia se debe al crimen de alguien".

Para mí que ese es el quid del periodismo actual. Si no merece la pena leerlo no merece la pena venderlo, aunque se venda mucho.

Eulogio López
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