Los alemanes se han empeñado en hacerse odiosos a todo el mundo. Lo cual no es preocupante porque, al menos en lo referente a Prusia, la barbarie constituye la esencia aria. Ahora bien, me parece más preocupante las querencias nazis que siempre ha podido comprobar, no en el conjunto de los alemanes, sino en Prusia, ese submundo germánico que rodea Berlín, patria chica de doña Ángela Merkel (en la imagen). No de su ministro Schaüble pero para mí que tiene un primo en Brandeburgo.

Asegura doña Ángela Merkel que el modelo económico chipriota está quebrado. Lo mismo decía de España un año atrás, y la respuesta es la misma: sí, lo han quebrado ustedes, los bancos alemanes, que llegaron a ser los primeros poseedores de deuda española, a veces con una rentabilidad al 7%. Con una mano, la del BCE, sede en Francfort, se bloqueaba la unión monetaria, con la otra, se exigía a España intereses que nos metían en una espiral de deuda, a pesar de ser un país poco endeudado en términos relativos. Primero nos golpeaban y luego, para curarnos, nos ofrecían una tirita llamada rescate, tirita cobrada a precio de oro. Los teutones nos dejaron en paz cuando, como buenos usureros, los alemanes se dieron cuenta de que si nos exprimían más no podríamos pagarles los suculentos intereses que se llevaban de España.

Ahora con Chipre lo mismo, pero como son más pequeños han decidido intensificar el abuso. Han pretendido meter la mano en los depósitos bancarios, algo que sólo se atrevieron en Argentina, momento en el cual el país hispano acabó por ser aquello que nadie quiere ser y al que se le niega el pan y la sal (ya llevan 10 años en ese punto). Y utilizando al italiano Mario Draghi, presidente del BCE, quien, como un matón de taberna, exige a los chipriotas un ultimátum para no ahogarles. ¿Qué cómo les ahoga No les niega regalos, les niega liquidez… que deberán pagar con sus intereses. Draghi juega el papel del aliado de Hitler, el italiano Mussolini.

Insisto, se pueden subir los impuestos: está mal pero puede ser necesario. Se pueden gravar las inversiones si es necesario. Pero los depósitos no se tocan. Eso se llama robar.

Por cierto, con su tartamudez dialéctica habitual, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro ha salido al paso, dos veces, a la información de Expansión sobre los 3.000 millones que se podían captar en España con nuestra peculiar Tasa Tobin, es decir, tasa conjunta contra todas las actividades bancarias, incluidas los depósitos. No es lo mismo que la sinvergonzonería alemana con Chipre pero se le parece. Porque el nuevo impuesto, gravaría, también, los depósitos. Es decir, otro robo.

Hasta el marmolillo que tenemos por presidente, don Mariano Rajoy, ha levantado, aunque mínimamente, la voz contra el expolio a Chipre -¡A mí no me gusta que se quiten los depósitos-.Y sí, Chipre, al igual que debieron hacer España e Italia en su momento, debe salirse del euro.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com