Sarcástico, como debe ser, el comunicado de 'agradecimiento' a don Mariano Rajoy, por el decreto que prohíbe la experimentación con grandes simios, un punto más abajo que el gorila, creo, no vaya ser que el bicho, el simio grande, sea pariente de algún político de campanillas. Es más, en Estados Unidos, más eficientes que nosotros, para las grandes obras y para las más geniales estupideces, ya poseen asilos para chimpancés -no es gran simio pero tiene buen tamaño- a los que el hombre depredador, e homo erecto -o así-, ha utilizado como cobayas de laboratorio: ¡Pobriños!

Y sin embargo, miren ustedes por dónde, a don Mariano no se le ha ocurrido prohibir los experimentos con embriones humanos, financiados, además, con cargo al menguante erario público. La utilización de embriones humanos como cobayas de laboratorio fue la genialidad de uno de sus hombres de confianza, Ana Pastor (en la imagen) que luego Zapatero extrapoló 'ad nauseam'.

Miren por dónde, en España se puede experimentar con embriones humanos pero no gorilas. El gran simio es sagrado pero el pequeño humano es masacrable.

Las próximas elecciones, Marianico, que te voten los gorilas.

La estupidez cunde en el mundo. Especialmente por el lado ecologista.

Eulogio López

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