El juez Santiago Pedraz (en la imagen) es como el sucesor de Baltasar Garzón como juez estrella pero le falta la obsesión de Garzón para convertirse en la sal de todos los platos, a ser posible del mundo mundial.

Pedraz siente una mayor preocupación estética que Garzón -no en vano el llaman el novio de la Barbie- y no hablo sólo de fisionomía. Pero hace lo que puede. Si no, vean el archivo de la causa contra los asaltantes -perdón, rodeantes- del Congreso: Pedraz no sólo les exime de cualquier cargo sino que, además, abronca a los policías que son, claramente, unos exagerados.

La progresía de izquierda no soporta que la progresía de derechas -es decir, el PP- esté en el poder, así que se ha echado a la calle. Ya saben: entre calles y urnas ha escogido las urnas. La progresía judicial, es decir, Pedraz, va más allá y vuelve a conminar a la policía, quien, según él, se ha excedido. E incluso, se permite criticar a la clase política, para él en decadencia. Lo cual es muy cierto, pero no es función de un juez realizar tales juicios. Y si no que abandone la judicatura y se meta en política… o en los grupos antisistema.

Eulogio López

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