La foto de la visita de Rodríguez Zapatero a Libia en noviembre de 2010 es sintomática de la actitud de Europa hacia las tiranías árabes.

La mejor sonrisa para el mejor dictador. Y apenas hace cuatro meses. Lo digo porque ahora nos aseguran que ZP se ha ido a Túnez para asegurar la transición a la democracia. En primer lugar, mi más sincero pésame para los tunecinos: si ZP apoya la apertura estoy convencido de que permanecerán cerrados durante largos años.

Estados Unidos, un poco menos cobarde que Europa, juega al despiste. Brama contra Gadafi y por la libertad de los libios pero, naturalmente, no dirá ni una sola palabra sobre una de las dictaduras más férreas de todo el Golfo Pérsico: Arabia Saudí. Y encima Paquistán, su aliado militar, ve resurgir el fundamentalismo islámico en sus peores formas. Paquistán, aliado de Occidente, es el principal exportador mundial de terroristas. Mucho más peligroso que Irán, por cuanto Irán aspira al armamento nuclear pero Paquistán ya lo posee. ¿Se imaginan un Paquistán de ayatolás? Pues ya casi lo tenemos.

El mundo libre tiene que aprender a expandir sus ideas de libertad, especialmente una: la libertad religiosa.

Y también tiene que aprender a derrocar tiranías pacíficamente. ¿Cómo se hace eso? Muy sencillo: apoyando a los opositores demócratas, con dinero, formación de gobiernos en el exilio y financiando campañas de información así como proyección mediática. Y no alimentando económicamente a la hidra.

Eulogio López

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