Eso del 'mercado laboral' es una de las expresiones más desafortunadas del capitalismo. Mercado de qué, como si el hombre fuera una mercancía más que se pone en venta. Recuerda al mismo lenguaje trasnochado del comunismo clásico, cuando hablaba de las personas como fuerzas productivas o de la lucha de clases. Es más recomendable, cuando menos, hablar de empleos o puestos de trabajo y no desdramatizar nunca la elevada tasa de paro.

El discurso de Janet Yellen (o Draghi) no tiene nada que ver con la realidad diaria de un trabajador del automóvil como Carmelo
Eso es una cosa, semántica, y la otra, más grave, la de la precariedad laboral, que se dice también, y los sueldos miserables, que choca, y no vean cómo, con la desenfrenada carrera de los mercados financieros. Con los primeros se vive y con los segundos, se especula. La realidad económica actual, que tiene tanto de lo primero como de lo segundo, es más hiriente todavía cuando la analizan los grandes gurús, como ha ocurrido en Jackson Hole el pasado fin de semana.

Verán que ese discurso no tiene nada que ver con la realidad diaria, por ejemplo, de Carmelo, un competitivo trabajador del sector industrial (del automóvil en concreto), ni con su encantadora esposa, ahora mismo de baja en el sector terciario -necesita de cuidados médicos especializados-, ni de su amplia familia. Carmelo es un hombre de hondos principios, un buen católico -practicante-, con mucho sentido común y que ha sufrido la tralla de la crisis económica. En su empresa trabajaban, antes de la crisis, 1.000 personas; ahora son 600 y encima, después de todo lo que han pasado, quieren despedir a más empleados fijos y bajarles de nuevo el sueldo. Y eso que la empresa va estupendamente porque ese sector, el del automóvil, vive una de sus mejores rachas.

Les explico. Se han reunido en Jackson Hole (Wyoming, USA), como todos los años, los gobernadores de los principales bancos centrales, los ministros de Economía y Finanzas de los grandes países desarrollados o los que prometen, los financieros más acaudalados y los analistas y profesores que más saben del mundo mundial. La de Jackson Hole no es una cita cualquiera. Se celebra siempre en verano y es diferente de la cita de Davos. La de Suiza tiene más glamour, no sólo por la nieve, sino por los que van: políticos y hasta el presidente del BBVA. Se supone que en Jackson Hole, sin embargo, se analizan las cosas más a fondo para ver una solución a los problemas.

Veamos qué han dicho y asómbrense. Se lo resumo: del paro, más bien poca cosa o que no se puede hacer nada, y de lo segundo, los mercados financieros, que hay que actuar rápido, para ayudarlos. A partir de aquí, tienen dos opciones: dejar de leer porque se van a cabrear o seguir leyendo (eso sí, con un buen grado de estoicismo).

Sobre lo primero, el desempleo -que en España, por ejemplo, afecta al más del 25% de la población, aunque en EEUU al 6,2%-, no hay recetas. Les explico. Así lo cree Janet Yellen (en la imagen), la mismísima presidenta de la Reserva Federal de EEUU (como Mario Draghi en el BCE de aquí, pero con más poder). Sostiene, por ejemplo, que la precariedad laboral es inevitable: que como hay muchas personas que quieren trabajar, es normal que eso suceda. Y cuando eso sucede, los trabajadores cobran menos. No habla de sueldos miserables -ni de 'mini jobs', nomenclatura germana-, aunque sí admite, pero no le asusta, que hay un empobrecimiento general de las clases medias. Sin embargo, Yellen dice que eso es normal, que pasa en todas las crisis económicas.

Definitivamente, la economía  financiera
-esencialmente especulativa- se está comiendo a la economía real
Sorprende, sin embargo, que la buena señora no muestre el mismo desinterés por la estabilidad de los mercados financieros. Esos sí le preocupan, aunque le da igual que sean esencialmente especulativos (porque siempre quieren más, ya saben). Argumenta, en esa línea, que como los tipos de interés oficiales son muy bajos (en EEUU están al 0% desde 2008 y en Europa al 0,15%), hay riesgo de que se cree una burbuja en las bolsas, en los mercados de deuda (privada y pública) y en el mercado de materias primas. Por ese motivo, podría subir los tipos de interés en el primer trimestre de 2015. Ya saben, como el dinero busca dinero y si lo que se ofrece es poco, busca a Pototo el de la moto para conseguir una rentabilidad mayor. Eso es lo que pasa con la renta variable, con los bonos españoles o con el arroz chino (aunque se mueran de hambre en Etiopía). Wall Street, por ejemplo, ha vivido la crisis económica de reojo -y, por supuesto, sin ver el drama humano del desempleo- y no ha detenido su senda alcista desde hace una década.

Dicho todo esto, entenderán mejor lo que calla Janet Yellen. Por ejemplo, que los mercados financieros tienen la culpa de la crisis económica, que es la que siguió a la gran crisis financiera y esencialmente especulativa de 2007. ¿Llevamos en ella más de siete años y todavía no nos hemos enterado Son los mercados y su anónima codicia los que nos metieron en el lío, que se ha saldado con la destrucción de millones de empleos y el drama de otros tantos millones que no encontrarán trabajo jamás (por su edad o su cualificación); o el drama de las familias destruidas o al amparo de la pensión del abuelo, o de los sectores económicos destruidos que se han quedado sin alternativa.

A Yanet Yellen, paradójicamente, sólo le preocupan los mercados financieros, los mismos mercados a los que los bancos centrales han inyectado dinero a espuertas, como en Europa, con la excusa de que abran el grifo del crédito para que la economía se recupere.

Y es que la única herramienta de los bancos centrales, desgraciadamente, se ha quedado en la política monetaria (bajar o subir los tipos e inyectar liquidez), sin ningún sentido de servicio a la economía real. Sueltan dinero y más dinero (que ni crea riqueza ni crea nada) alimentando la siguiente burbuja -y ya llevamos unas cuantas-, la de la deuda, la de las materias primas o la de las bolsas. Les da igual. Insisten en la misma receta, aunque la gente se muera de hambre.

¿Saben para que han utilizado los bancos, los grandes intermediarios financieros, la enorme masa de dinero que les ha facilitado el Banco Central Europeo No para conceder créditos (no les gusta el riesgo), sino para llenar más todavía sus depósitos y seguir especulando.

Definitivamente, la economía financiera -especulativa- se ha comido a la economía real.

Si no lo han entendido bien y no encuentran a Carmelo, ese competitivo trabajador del automóvil y ciudadano ejemplar, vean el análisis de Gumersindo Ruiz, que es catedrático de Economía de la Universidad de Málaga. Dicen lo mismo, de veras.

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com