Sr. Director:
Considero que para un hispano, un nativo de la tierra del jamón, es de gran utilidad saber diferenciar el tipo de jamón que se compra en una tienda o se pide en un restaurante para no acabar pagando 'serrano por ibérico', aunque ambos son muy buenos, los animales y los procesos para obtenerlos son muy diferentes.

A través de unas prácticas sencillas y teniendo en cuenta unos pequeños consejos se puede distinguir un buen jamón, del mejor jamón, el que se consigue a partir del mejor cerdo ibérico, el que lleva la denominación de Joya Gastronómica. Por eso educar los sentidos es fundamental para poder distinguir y disfrutar de un auténtico jamón ibérico de bellota en un restaurante y que no nos den "serrano por ibérico".

Existen cinco puntos fundamentales para distinguir un buen jamón ibérico de bellota:

1. Pezuña fina y caña larga. El cerdo ibérico de raza pura posee un esqueleto y extremidades más estilizados, por lo que este aspecto físico hay que tenerlo en cuenta.

2. Textura de la grasa. Precisamente la grasa del jamón es lo que determina la alimentación que ha llevado el animal en vida. Los cerdos criados en dehesas al aire libre y con una alimentación basada en bellotas y hierbas poseen altos niveles de ácido oleico. En este caso se debe tocar el jamón y deslizar sus dedos por él: si se observa que la grasa es suave al tacto y al presionar ésta se hunde fácilmente, estamos ante un ibérico de bellota. Si la alimentación del cerdo se basa en pienso, entonces sus grasas tendrán un tacto más duro y menos flexible.

3. Color de la grasa. Determinará el tiempo de curación y la calidad. Si es demasiado blanquecina puede significar que el jamón puede no tener la curación adecuada ó no ser de bellota. Un jamón de bellota curado presenta su grasa con un color amarillo un poco oscuro, un color oro. Cuanto mejor es el jamón más tiempo de curación necesita

4. Peso. El peso normal de un jamón ibérico debe estar comprendido entre 6,5 y 8,5 kg. En esta horquilla influirá la longitud del esqueleto del animal y su capacidad de engorde en montanera.

5. Por último, el precio. Hay mucha confusión en el mercado de los ibéricos pero el proceso de elaboración de un producto gourmet de estas características es lento y laborioso y, por tanto, también costoso. Conseguir un jamón bien curado comporta un proceso de elaboración artesanal y tradicional, sin artificios, con una duración de entre cinco y seis años desde que nace el cerdo hasta que el jamón está curado.

Jesús Domingo