La alcaldesa de Madrid, Ana Botella (en la imagen), ha vuelto a proponer la idea de un manfiestódromo madrileño para que los indignados de toda índole, especialmente los antisistema, que ya apuntan al terrorismo urbano, se manifiesten en un lugar preparado al efecto, vulgo manifiestódromo, y no destrocen la vida de los que no se manifiestan.

Pues a mí me gusta, como le gusta a todos los madrileños, hartos de follones en el centro de la capital. Sólo que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, no le gusta la idea, pues últimamente anda marcando tono liberal.

¿Que una manifestación que no molesta no es eficaz No estoy de acuerdo. La eficacia de una manifestación se mide por los hechos violentos que provocan -y eso es lo que se trata de evitar- y por la acogida de las televisiones y de Internet.

De hecho, en el siglo XXI las concentraciones de protesta con virtuales y catódicas. Tom Wolfe, en La hoguera de las vanidades, no los demostró con su habitual maestría. Un grupo de manifestantes, pocos, armados con una gran pancarta, esperan pacientes para ponerse en marcha. ¿A qué esperan A que lleguen las cámaras. Justo entonces despliegan la pancarta y comienzan a vociferar consignas contra el racismo y un montón de injusticias más. Las manifestaciones de hoy son libertad de expresión trufadas de espectáculo. Y, a veces, espectáculos violentos, como los protagonizados por los sinvergüenzas del pasado fin de semana en Barcelona o del anterior en Madrid.

Ana Botella tiene toda la razón, aunque su Gobierno, el del PP, se la niegue para dárselas de progresista… y por la animadversión que siente Rajoy por Aznar y Cristina Cifuentes, delegada del gobierno en Madrid, a la alcaldesa de la capital. ¿Qué creen ustedes que votarían, en un referéndum, los ciudadanos de Madrid o Barcelona ante la propuesta de un manifiestódromo Yo lo tengo bastante claro.

Eulogio López

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