Que no, que no es una buena idea que el Estado decida los salarios de los altos ejecutivos, especialmente los bancarios, y tampoco lo es que decida recortar por ley las remuneraciones de los depósitos bancarios.

Los que tienen que decidir el salario de sus empleados son los propietarios, es decir, los accionistas. No he escrito "ser informados de", "sino decidir, aprobar o negar los salarios reclamados por el consejo para vocales y para ejecutivos".

Además, ya hemos dicho que al Gobierno se le va la fuerza por la boca: promete poner límites a los salarios escandalosos en tiempos de crisis pero, al mismo tiempo, como ya hemos informado en Hispanidad, a través de la Ley de Economía Sostenible (LES) convierte en consultivo el papel de los propietarios sobre la materia.

Y tampoco puede el Gobierno dirigir bancos, salvo que los nacionalice -que a lo mejor no es mala idea- decidiendo qué remuneración deben otorgar al ahorrador para que no se vean en dificultades. ¡Oiga, que son mayorcitos! Lo que debe hacer el Estado es fiscalizar, que es su función. Si considera que hay bancos que juegan a la ruleta no hay que perseguir a los bancos ni limitar por ley el salario de los banqueros, sino poner impuestos altos a las actividades bancarias especulativas y bajos a las actividades bancarias que aportan a la economía real. No se trata de perseguir a alguien, sino a algo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com