Producto de la fusión entre las cajas de Catalunya, Tarragona y Manresa, la nueva Catalunya Caixa -apenas ha tenido que cambiar los carteles- recibió más de 1.000 millones del FROB.

Su primer ejecutivo, Adolf Todó, se ha lanzado a captar pasivos con ofertas de alta remuneración. De hecho, con sus nuevos depósitos ha conseguido 125.000 clientes y cerca de 3.000 millones de euros en depósitos.

Algo que irrita mucho a la banca quien se queja de que entidades que reciban ayudas públicas las utilicen luego para quitar clientes a la competencia. La situación recuerda aquellas famosas palabras de Luis Valls, entonces presidente del Popular, cuando Claudio Boada, entonces presidente del Hispano-Urquijo, que había recibido ayudas del resto de la banca, le dio por ofrecer rentabilidad a sus depósitos. Valls estimó que eso es como darle veinte duros a un pobre y que se compre un puro. Boada, vengativo aprovechó para apoyar a los March en su entrada en Popularinsa, lo que le costó al Popular un severo rescate.

La verdad es que Todó, una vez que se libró del peso muerto de Narcís Serra, es un buen banquero que inició el difícil proceso de saneamiento de Caixa Catalunya. Pero ahora hay que pensar que se ha pasado dos pueblos.

En cualquier caso, la alta remuneración de depósitos no sólo no agrada a la banca sino tampoco al Banco de España, que no considera que el sector no este para ofrecer altas remuneraciones por mucha necesidad de liquidez que tenga.

Y sí por una vez, y sin que sirva de precedente, el Banco de España tiene razón. Con ayudas públicas -aunque sea al 7,75%, y con necesidad de saneamientos de la mora, que ha conllevado trampas contables permitidas por el Banco de España, los depósitos de alta remuneración deben quedar en un segundo plano. Es mejor no subir las comisiones a la totalidad de los clientes, algo que los banqueros están forzando demasiado.

Eulogio López

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