Creo que los estudiantes de los institutos, contra la ley de educación del ministro Wert, no están dispuestos a hacer huelga de celo. Ya saben: estudiar a tope, exigir a los profesores más dedicación, más horas de atención y de respuesta a dudas y preguntas, hasta conseguir las mejores calificaciones con la mayor exigencia y el mayor esmero.

Al parecer no. Al parecer se suspenden las clases y supongo que también el estudio, porque hay que dedicar muchas horas a fabricar pancartas y a chillar en la calle.

Ya he dicho que no me gusta la ley Wert. Es una ley pepera: se avanza un poquito, mínimamente, en la buena dirección, y se cosecha la misma oposición de todos los vagos -tanto alumnos como profesores funcionarios- como si se hubiera dado un gran paso.

No se avanza en una financiación lógica -el cheque escolar-, se avanza poco en la reducción de asignaturas inútiles, se sigue marginando la enseñanza de la religión, apenas se eleva el nivel de exigencia al estudiante y no se avanza en el sentido último de la libertad  enseñanza.

En otras palabras, quien desee para sus hijos una educación escolar conforme a sus principios tendrá que seguir buscándose la vida y aportando algo de su dinero a la enseñanza privada -aunque sea concertada le va a costar más-.

Y claro, seguiremos ocultando el hecho de que la mayoría de los españoles que pueden llevar a su hijo a un centro privado no le llevan a uno público, porque la enseñanza privada le sale más barata a los contribuyentes españoles y además es de mejor calidad.

Pero el PP no dice esto porque es un partido acomplejadito, pusilánime y un pelín mezquino.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com