Esta es la historia misma de los complejos españoles y de la política cobardona del Partido Popular.

No podemos entrar en guerra con Reino Unido por Gibraltar, por dos razones: son nuestros socios y  tienen mejor ejército que nosotros.

Pero la solución a los continuos desplantes británicos es muy sencilla: cierra la verja, aislar a los gibraltareños por tierra. Es una solución del pasado que mira, radiante, hacia el futuro. Lo primero que busca el llanito es salir a España, a ser posible todos los días. Y lo último que necesita España es un paraíso fiscal en el cono sur de la península.

Y en Ceuta y Melilla ocurre lo mismo. Está claro que hay que militarizar las dos plazas africanas, que siempre fueron una buena base para unidades de élite del Ejército, como la Legión. Porque la militarización de ambas ciudades, además de despertarlas de su letargo económico, harían que ceutíes y melillenses recuperaran la calle… que es lo que están perdiendo.  

El tontismo, que no buenismo, de Zapatero y Moratinos, se concretaba en dos actitudes: ser fuerte con el débil y débil con el fuerte y, por otra parte, en el cainismo: el único enemigo es la derecha española. Pero el PP es la derecha cobardona y acomplejada: no se atreve a dar pasos hacia adelante. Y el ministro García Margallo no es una excepción: bien está que la Reina no acuda al sexagésimo aniversario de Isabel II, pero cerrar la verja a cal y canto resultaría mucho más eficaz.

Cualquier cosa menos quedarnos en la moderación diplomática, que es mediocridad.

Eulogio López

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