Sr. Director:
Escribo estas letras después de recibir un par de llamadas de clientes alarmados al leer el titular de una noticia sobre mi empresa en un periódico digital.

La situación de España en estos momentos exige de la sociedad un esfuerzo importante (y en muchos casos, sacrificios en términos de empleo, recortes, etc…) y una actitud esperanzada en todos los sectores de la sociedad.

Pienso que la responsabilidad de los profesionales de la comunicación recae en transmitir la realidad con la mayor precisión posible. Por eso apreciamos cuando, detrás de un artículo o retransmisión televisiva o radiofónica, ha habido un proceso de recopilación de información, investigación, entrevistas, etc… que permiten conocer de forma cercana y verídica los hechos acaecidos.

Eso incluye la elección de las palabras que expresan esa realidad. Y siempre valoramos, dentro de esa veracidad, un tono positivo y constructivo en la información.

En este caso, ante el nuevo cierre de sucursales anunciado por la empresa, la elección entre "demolición" de un nuevo proyecto empresarial y "nueva reestructuración", hay una diferencia notable: en el primer caso, genera más desconfianza aun y aumenta las dudas ante ese nuevo proyecto; en el segundo, la misma realidad, aparece suavizada y no lleva implícita la idea de echar el cierre total, que es lo que asusta a clientes y empleados. Tiene las mismas implicaciones: clausura de oficinas, empleos, reubicaciones,… pero el tono es diferente.

Simplemente eso: necesitamos creer que España saldrá adelante, necesitamos esperanza, optimismo, futuro,… Parecen deseos lejanos pero si entre todos procuramos transmitirlos con nuestra forma de trabajar y de comunicar, conseguiremos que sean una realidad.

Begoña Cal