En la misma línea que, Un franco, catorce pesetas, la comedia dirigida por Carlos Iglesias, Las chicas de la 6ª planta lanza una mirada amable a las mujeres españolas que debieron emigrar a Francia, en los años 60, para trabajar en el servicio doméstico.

Las chicas de la 6ª planta es una tragicomedia, amable y simpática, que resulta curiosa porque las vivencias de ese grupo variopinto de criadas españolas han sido narradas por un director francés, Philippe Le Guay. Y su visión de las empleadas de hogar españolas no puede ser más cariñosa, quizás porque, como él mismo ha confesado, tiene buenos recuerdos de la mujer que le cuidó de pequeño: "una tata española".

De hecho, desde la primera secuencia de la película se nos presentan algunas de las que compondrán el reparto coral: mujeres trabajadoras, alegres, buenas compañeras y, ¡atención!... piadosas. Porque, además del humor presente en muchas situaciones, Las chicas de la 6ª planta  destaca por ese respeto a las creencias religiosas de las españolas… Por el contrario, en este filme se descalifica a todos aquellos que, con respecto a las emigrantes españolas, hacían alarde de cierto racismo o clasismo, que enlaza con la nominada a los Oscar: Criadas y señoras

Carmen Maura y Lola Dueñas, esta última encarnando a la criada de ideas comunistas, están, como siempre, perfectas  en sus cortos papeles, de hecho Maura  ganó el  pasado año el César a mejor actriz de reparto por su trabajo en esta película. En cuanto a Natalia Verbeke  también está muy creíble en su más desarrollado papel.

No podemos afirmar que estemos ante una gran película, se sueltan tópicos sobre la Guerra Civil y los perdedores, pero sí ante uno de esos largometrajes ligeros y optimistas que dejan una sonrisa en la boca y eso, en los tiempos que corren, es más que suficiente. La película se estrena en nuestro país con dos años de retraso.

Para: Los que quieran ver en acción a un grupo de actrices españolas en unas interpretaciones estupendas y simpáticas