Es el adiós al juramento hipocrático. El presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, trabaja en secreto para aprobarlo a espaldas del colectivo, el más mayoritariamente provida de todos. Además, el Código pretende terminar con la objeción de conciencia de los profesionales. El eje argumental es que todo lo que sea legal, es ético

Actualmente, en España los médicos se rigen por el código deontológico aprobado en 1999 por la Organización Médica Colegial (OMC), institución que acoge a todos los Colegios de Médicos de nuestro país. Pero la vigencia del mismo se ha puesto en entredicho con el nuevo borrador que con total secretismo se está moviendo entre la organización, a espaldas de los médicos colegiados que se opondrían a un nuevo código que, en el fondo, elimina el juramento hipocrático de la medicina.

 

Con este nuevo código se abre paso en el campo médico la idea de que lo legal es lo justo y lo ético, cuando no siempre es así; por lo que se pretende cambiar la ley para luego cambiar la moral. El mismo presidente de la OMC explicaba cuál era la intención de la organización en una entrevista realizada por el diario El País, en el que cínicamente, afirmaba que "informar sobre el aborto es una buena praxis". No es de extrañar que quiera su organización obligar al resto de miembros del colectivo, curiosamente mayoritariamente provida, a poner en práctica acciones contrarias a su conciencia.

Aquí encontrarán los dos códigos deontológicos, el aprobado en 1999 y el nuevo borrador que se pretende aprobar. Aunque parecen semejantes, hay varios aspectos que difieren en la letra pero sobre todo en el espíritu. Uno de ellos es el artículo 7 del código que dice "se entiende por acto médico toda actividad lícita, desarrollada por un profesional médico, legítimamente capacitado, sea en su aspecto asistencial, docente, investigador, pericial u otros, orientado a la curación de una enfermedad, al alivio de un padecimiento o a la promoción integral de la salud. Se incluyen actos diagnósticos, terapéuticos o de alivio del sufrimiento, así como la preservación y promoción de la salud, por medios directos e indirectos".

Sin embargo, con esta definición no queda claro que el aborto o la eutanasia no son actos médicos, por lo que se podrían enmarcar dentro de esta explicación. También el artículo 34 genera confusión ya que se pretende introducir el concepto de urgencia a las prácticas del aborto, no pudiendo el médico negarse a practicarlos si se alegara esa situación. Pero nunca el aborto ha sido una urgencia médica y sólo una complicación posterior al mismo, se consideraría una urgencia médica ordinaria.

Sin embargo son los artículos 53 y 55 los más peligrosos, ya que en el primero de ellos se da cancha libre a la selección embrionaria, el bebé medicamento y el diagnóstico prenatal con fines eugenésicos e incluso se ha retirado la referencia al "ser humano embriofetal enfermo" del nuevo borrador. Y es en el artículo 55 donde se acuchilla sin piedad el juramento hipocrático, además de eliminar uno de los derechos fundamentales dentro del ámbito médico como es el derecho a la objeción de conciencia. En su primer apartado la Organización Médica Colegial (OMC), bendice la ley Aído, cuando en su tramitación se opuso a ella, y aprueba no sancionar deontológicamente a los médicos que practiquen abortos con la actual ley, que permite el aborto a petición, lo que se encuentra fuera de toda indicación médica. Pero es que en su segundo apartado, el nuevo código limita el derecho a la objeción de conciencia ya que el médico que se opusiera a practicar un aborto estaría obligado a "informar a la mujer sobre los derechos que el Estado le otorga en esta materia", por lo que su derecho quedaría mermado, además de que sería considerado como no ético impedir los derechos que la ley concede a las mujeres para interrumpir el embarazo.

El mundo al revés. Ahora lo ético sería colaborar directa o indirectamente en un aborto, mientras que la práctica contraria a la ética sería la de la defensa de la vida en todos sus estadios. 2.400 años después, el juramento hipocrático deja de tener valor y sólo el rechazo por parte de los médicos y la crítica de los Colegios de Médicos podrán impedir este retroceso. 65 años después los procesos de Nuremberg vuelven a primera página. El mismo argumento que en su día usaron algunos de los acusados (obediencia a las órdenes, cumplimiento de la ley) quiere volver a imperar. Si la ética empieza a residir en el cumplimiento de una ley, sin velar por la moralidad de la misma, nos encontraremos ante un relativismo tal, que dará lugar a cualquier tipo de barbaridad, eso sí, amparado por la legalidad. Por ejemplo, por la ley Bibiana Aído.

Juan María Piñero

juanmaria@hispanidad.com