Sr. Director:

Sucede que cada vez que un etarra reclama los beneficios del Estado de Derecho sin haber dado muestras de arrepentimiento, la puesta en libertad despierta gran indignación.

El de Uribetxeberría Bolinaga vuelve a ser el caso. Es así que el secuestrador de Ortega Lara y asesino de dos guardias civiles abandonará la prisión una vez confirmado que padece un cáncer terminal. Es una medida de gracia que la ley contempla "por razones humanitarias" y que el Gobierno, en boca de su ministro del Interior, va a aplicar sin hacer excepciones, aunque le repugne. Porque la situación, de hecho, repugna. Y, si nos repugna ¿no se puede cambiar la ley? ¿Se ha de tener el humanismo que él no ha tenido con otros, todos ellos inocentes?

JD Mez Madrid