Sr. Director:
Hoy, cuando a menudo, en muchos casos desde los poderes públicos, se difunden modelos hedonísticos que ofuscan la mente y amenazan con anular toda moralidad, merece la pena anunciar con intensidad que la verdadera riqueza del hombre es su fe, y no su poder personal, su inteligencia y cultura o su capacidad de manipulación científica, tecnológica y social de la realidad.

 

A pesar de las dificultades, debemos, como ha dicho el Papa a los sanmarinenses, empeñarnos en esta apasionante labor que consiste en promover la vida cristiana en sus diversos aspectos y, de esta forma, ser fermento en el mundo, mostrándonos como cristianos presentes, coherentes y decididos.

Enric Barrull Casals