Sr. Director:
Me pediste, mi buena amiga e insigne profesora, mi opinión sobre el extenso artículo del profesor y filósofo epigrafiado.

Y seguidamente te la expreso:

Admiro a este hombre sabio y auténtico socialista en cuya lista podría inscribirme. Pero nunca lo haría en el Partido, que dice profesar sus principios, porque sus seguidores son, en su mayoría, unos mangantes redomados. Unos oportunistas incultos, cuya corrupción es manifiesta.

Discrepo, no obstante, con su tesis sobre el mérito en los docentes. No es cierto que, como dice en la segunda línea del segundo párrafo se entienda por "mérito" a la persona digna de "castigo", sino sólo de recompensa…

No es cierto que la etiología, la raíz etimológica u origen del término proceda de los progresistas, dado que, como él mismo manifiesta ese origen debe buscarse en los "méritos de Cristo",  más seguido en teoría por los conservadores…

Rechazo de plano tanto su tesis, como la de otra política, a quien  admiré, Esperanza Aguirre, ya que la docencia segregada de los alumnos excelentes, comporta una discriminación entre los ciudadanos, que considero rechazable.

Entiendo que ese mérito en la docencia estriba más bien en la calidad de los profesores. Y, según parece, son palmarias en múltiples casos, las graves insuficiencias y desviaciones técnico-didácticas, de conocimientos, de responsabilidad comportamental y, hasta de vocación, que es básica para el ejercicio eficaz de esta profesión.

Me fundamento en propias vivencias. Pertenecí a numeroso alumnado, que recibió formación de los mismos profesores. Esos alumnos en la  vida laboral han pertenecido a todos los estamentos de la sociedad: catedráticos, altos directivos de empresa, insignes músicos con dirección de altas instituciones del sector, prestigiosos abogados, excelentes sacerdotes e incluso, misioneros, etc.

Y, a su vez, otros, que por sus carencias personales o circunstanciales han ocupado puestos administrativos diversos de otro rango, o se han dedicado a labores agrícolas… Todos aprendimos los valores humanos, como es, entre otros, la responsabilidad ante el cumplimiento del deber y el respeto, al menos, por cuantos lo merecen y a todos nos enseñaron a reflexionar…Tuvimos las mismas bases formativas de unos profesores, cuyas aptitudes y competencia nos marcaron la senda, para nuestro futuro desarrollo posterior en la Sociedad. Todos, según nuestras capacidades y otras circunstancias,  lo supimos aprovechar…

Yo considero, que la escisión entre alumnos de alto coeficiente intelectual y con otras aptitudes no debe promoverse sectariamente, porque implica, como he señalado una discriminación evitable, tan improcedente como lo es, a mi modesto entender, la educación con división de sexos.

Considero que, salvo algunas excepciones, hay alumnos desviados e incompetentes por serlo sus profesores…No sé, que pensarás, pero tienes todo el derecho a discrepar. Y ten la certeza de que ante  ello, siento mi total respeto. Es más, podrías encontrarte más cerca de la parcela de la verdad, dada la relatividad de tal concepto.

Antonio Gálvez