La manufactura china retrocede y entonces las bolsas europeas se hunden. Es lógico que el motor económico chino empiece a demuestrar síntomas de cansancio. China es el país de los dos sistemas, y la moda está cundiendo. Es comunista en lo político y capitalista en lo económico.

En China no hay libertad ni para procrear. La política del hijo único, con los consiguientes abortos obligatorios, no sólo supone la mayor tiranía del planeta, sino que ha envejecido a la población china hasta niveles increíbles. Por cierto, faltan más chinas que chinos. Nuestras majaderas feministas defienden el 'derecho al aborto' -lo que realmente defienden es el aborto obligatorio, porque les encanta la muerte-, sin darse cuenta de que en el país del aborto obligatorio los chinos deciden tener hijos que les cuiden en su vejez, y abortan en cuanto saben que viene una niña.

En cualquier caso, una economía de viejos es una economía condenada al desastre. Economía es demografía y, por eso, el sprint chino toca a su fin y ahora es India la que amenaza la supremacía norteamericana.

Hasta ahora, China ha conseguido la medalla de plata gracias a la explotación de sus trabajadores, que cobran salarios de miseria y de una clase económica corrupta, dirigida por antiguos altos cargos del partido que se han hecho multimillonarios ofreciendo el enorme mercado chino al mundo. Han ahorrado mucho y son los propietarios de buena parte de la deuda pública de los países libres, pero eso sólo durará mientras dure su ahorro. Es decir, mientras China siga siendo una potencia financiera, que no industrial.

Eulogio López

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