El antes actor y ahora más director Robert Redford propone en La conspiración una magnífica intriga histórica.

El viernes 14 de abril de 1865 tuvo lugar el atentado mortal contra el presidente Abrahan Lincoln. Ocho personas fueron detenidas y acusadas de conspirar para asesinar al presidente, al vicepresidente y al secretario de Estado, entre ellos una mujer: Mary Surratt que regentaba la pensión donde el autor del magnicidio, el actor John Wilkes Booth y sus cómplices se reunieron y planearon los asesinatos simultáneos.

Con un país convulso por estos dramáticos acontecimientos y que reclamaba venganza, la defensa de Mary recayó en un héroe unionista: el abogado Frederick Aiken. Un joven letrado que pronto empezó a tener dudas sobre la culpabilidad de su defendida, utilizada como señuelo para atrapar a su hijo, y quien hizo de la búsqueda de la verdad una verdadera cruzada…

La conspiración es, sobre todo, un thriller judicial porque narra el proceso que se siguió contra la única mujer acusada, Mary Surrat, definida por ella misma como "del Sur, católica y madre". Esta última condición es la que más le marcó porque Mary, para exculpar a su hijo (admirador de Booth), hizo lo imposible para salvarlo aunque ello significara su propio sacrificio. Igualmente este filme vibrante plantea un debate siempre candente: ¿Puede la ley quedarse muda en tiempos de guerra?

Una excelente actuación de todo el reparto (resulta especialmente emotiva la de Robyn Wright), una puesta en escena muy ajustada y unos diálogos inteligentes, que nos remiten al cine clásico de calidad, hacen de La conspiración una de las mejores películas estrenadas este año.

Eso sí, en EEUU esta gran película ha sido un verdadero fracaso en taquilla porque,  como en Europa, sólo triunfan en la cartelera las propuestas dirigidas a  adolescentes (algunas horrorosas).

Esperemos que en España el público adulto sepa valorar la calidad de este gran filme.

Para: Aquellos que les guste el buen cine