Lo que diferencia a los musulmanes de los cristianos puede resumirse así: los cristianos llamamos padre a Dios, mientras que para el musulmán eso resulta una blasfemia imperdonable.

Quizás por eso, algún ecléctico -ponga un ecléctico en su vida- ha decidido, mismamente en Turquía, hacer una biblia que no repugne a los musulmanes, que es algo parecido a diseñar un tipo de fraude que no moleste a Hacienda. Lo cuenta Religión en Libertad y lo cuenta como siempre: claro, concreto y conciso.

Naturalmente, lo primero que había que ocultar es que para los cristianos, Dios es padre. Para un musulmán, por el contrario, llamar 'padre' a Dios es una blasfemia. Para un cristiano, Cristo es un Dios pendiente de la palabra del hombre, todo misericordia; para un musulmán Dios es Creador, pero ni redentor ni padre, un ser al que hay que adorar pero del que sólo se puede esperar justicia, y justicia distributiva, jamás misericordia.

Tagore resumía tres grandes religiones -cosmovisiones, porque el budismo no es una religión sino una filosofía- con la siguiente anécdota: un hombre cae a un pozo. Llega Alá y le dice: "Fastídiate, por tonto". Llega Buda y manifiesta: "Pobrecito", pero le deja en el pozo. Llega Cristo y le saca del agujero. "Por eso -concluye Tagore- me hice cristiano. Por un Dios que perdona".

Por lo demás, acercarse al otro, a otro credo, no significa ceder en tus principios, sino en tu trato. La biblia no se puede cambiar para que la entiendan los turcos, porque con esa adulteración se corre el riesgo de que no la entiendan ni los musulmanes ni los cristianos.

Eulogio López

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