• Y el Ceo, Willie Walsh, amenaza ahora con quitarle más líneas a Iberia para ofrecérselas a Vueling.
  • La ministra de Fomento, Ana Pastor, convocará a la cúpula de IAG en septiembre.
  • El aeropuerto de Barajas se resiente.
  • Iberia se está convirtiendo en una 'low cost'.
  • Según los acuerdos de fusión aún quedan dos años de sede social en Madrid.

Tras culminar la opa sobre Vueling, una empresa de Iberia ahora filial 'low cost' de British, el ex ministro de Aznar, Josep Piqué (en la imagen), aspira a sustituir a Antonio Vázquez como presidente de IAG. Sería una lucha entre españoles que favorecería a los británicos, empeñados en jibarizar Iberia y convertirla en una 'low cost'.

Por de pronto, el Ceo Willie Walsh sigue amenazando con retirar más líneas a Iberia y otorgárselas a Vueling, sobre todo europeas. Y, si Iberia debe convertirse en una compañía de bajo coste, lo lógico sería que el testigo lo tomara Iberia Express. Ocurre que el desgraciado lado de Jaime Montalvo no permite que Iberia Express aumente sus rutas, salvo con pilotos de Iberia, lo que sigue implicando un coste laboral de más de 200.000 euros al año por cabeza.

Total, que el Ceo de IAG, Willie Walsh se aprovecha para seguir quitando rutas a Iberia y otorgarlas… a Vueling, ahora filial directa de IAG.

Y una consecuencia ulterior de esta forma de hacer: la actividad de Barajas, la joya de AENA, en pleno proceso privatizador, se resiente en actividad, algo no muy bueno para los planes de la ministra de Fomento, Ana Pastor, quien pretende convocar a la cúpula de IAG para septiembre, en Madrid.

Más problemas. Josep Piqué, siempre a la espera de un cargo, acaba de dejar la Presidencia de Vueling y quiere ser, primero consejero de IAG y luego presidente, en sustitución del también español Antonio Vázquez. Esta ambición viene al pelo a los británicos, que ya controlan el consejo y cuyo primer ejecutivo, Willie Walsh, ha sabido aprovechar como nadie las discrepancias entre españoles y la actitud montaraz de los pilotos del Sepla-Iberia en beneficio de British

En cualquier caso, según los acuerdos de fusión, la Presidencia -ni la consejería delegada- no tiene por qué ser española o británica. Puede ser cualquier cosa. Pero aún quedan dos años para que la sede social, cuestión más importante de lo que parece, permanezca en Madrid. El mismo lapso que le queda a la parte española y al Gobierno Rajoy para intentar que Iberia no resulte fagocitada.

Y si se trata de aplicar culpas hay que repetir lo de siempre: la culpa de los males de Iberia es, en primer lugar, de los pilotos, que hundieron la compañía con sus reivindicaciones y con sus condiciones laborales. En segundo lugar, de los socios españoles de la nueva IAG, que no supieron defender la antigua compañía española de bandera.

En tercer lugar, de las propias características de la fusión, una fusión fría donde lo único que se unificó fue la cotización y al consejero delegado, Willie Walsh. Claro que, como él recuerda, no es inglés, es irlandés. Eso cambia las cosas.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com