Sr. Director:

Comienza el mes de octubre con la festividad de santa Teresita del Niño Jesús, Patrona de las Misiones, lo que ya nos va preparando para vivir la Jornada que en España llamamos DOMUND y, que se celebra el próximo domingo día 23.

 

Sería oportuno repensar el sentido de la acción social de la Iglesia y su compromiso a favor de la promoción humana. No sólo porque es necesario que los católicos asumamos que la Fe en Jesucristo tiene una dimensión social, sino porque el mundo que vivimos necesita, hoy más que nunca, que expliquemos cuál es el sentido del compromiso social del cristiano.

Todos podemos ser misioneros, transmisores de la fe y, lo queramos o no, a todos se nos pedirá cuenta de cómo hemos llevado a cabo nuestra misión. Sin embargo, la realidad nos dice que cada vez estamos más lejos de esta situación. En estos momentos de la historia hemos llegado a prescindir de Dios, es triste, pero cierto. Han pasado los años en los que había que evangelizar fuera de nuestra tierra. Ahora, hay que evangelizar, no sólo fuera, sino también en nuestro entorno.

A veces tenemos personas muy cercanas que necesitan de nuestra ayuda. Y hay muchas clases de ayuda. Pobres vergonzantes los tenemos a nuestro alrededor, personas mayores que viven solas, unos porque no tienen familia, otros porque los suyos ya se olvidaron de ellos, enfermos y cuidadores, que necesitan la compañía y unas palabras de cariño y fortaleza en los duros momentos.

El Evangelio no es un bien exclusivo de quien lo ha recibido, sino que es un don que hay que compartir, una buena noticia que hay que comunicar.

Ésta es la razón de que la Iglesia no permanezca en silencio cuando los derechos y las libertades humanas son pisoteadas o, simplemente, ignoradas.

Elena Baeza