Occidente no sólo son Europa y América, al menos desde el punto de vista económico. No conviene perder de vista a Japón. Hasta ahora teníamos a Europa, o sea a la mandamás Merkel, empeñada en la austeridad a pesar de la recesión.

Enfrente, Estados Unidos, quien asegura que hay que combinar la corrección del déficit con medidas de impulso económico. Ahora bien, Obama lo único que entiende por estímulo es darle a la máquina de hacer billetes aprovechando la supremacía monetaria mundial del dólar, una moneda fabricada en Washington.

Pues bien, Japón se va al otro extremo del péndulo. El nuevo Gobierno, encabezado por Shinzo Abe (en la imagen), ha decidido dedicar dinero público a la reconstrucción tras el Tsunami. Vamos, que se nos ha vuelto keynesiano. Y ojo, dinero para reconstrucción, es decir, no especialmente productivo.

Es un cambio que lo único que indica es que eso de "esta es la única política económica posible", latiguillo de los políticos cuando fracasan, no es cierta. Otra cosa es que triunfe. Yo no lo creo. La política económica, es decir, fiscal, que ahora necesita el mundo es la de reducir impuestos. Justo lo contrario de lo que se está haciendo.

Eulogio López

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