Los que no han conseguido huir se encuentran ahora atrapados en sus propias casasIrak vivió ayer una jornada de intensa violencia con la ofensiva del grupo radical Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) -yihadistas-, que tomó control de la segunda ciudad del país, Mosul.

Esto desató una crisis que llevó a más de medio millón de personas a huir de la zona. En medio del caos, el primer ministro iraquí, Nouri Maliki, pidió al Parlamento declarar un estado de emergencia nacional, medida que se discutirá este jueves.

Según la información de la agencia Fides, el ataque de los militantes yihadistas ha acelerado la fuga de decenas de familias de cristianos hacia los pueblos de la llanura de Nínive, a pocas decenas de kilómetros de Mosul, donde en los últimos días se ha reforzado la presencia de los milicianos kurdos.

Los que no han conseguido huir se encuentran ahora atrapados en sus propias casas, con el toque de queda y con interrupciones continuas de la electricidad y del suministro de agua. Durante la ofensiva de las milicias yihadistas, los enfrentamientos se han concentrado en los barrios occidentales donde se encuentra la catedral caldea. Ayer martes el obispo caldeo Amel Shamon Nona y los otros obispos de Mosul llamaron a mantener las iglesias y mezquitas abiertas para orar por la paz, invitando también a los comerciantes a garantizar a la población el acceso al pan y a los suministros de alimentos básicos.

Una vez más, se reafirma que la guerra de Irak desatada por EEUU fue un auténtico desastre para esa región del mundo.

Andrés Velázquez
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