El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González (en la imagen) ha lanzado su cuarto a espadas durante el último Debate sobre el Estado de la región, antes de las próximas elecciones autonómicas. Tras enfrentarse a Hacienda con una reducción del tramo autonómico del IRPF, anuncia dos proyectos de obra pública, como son un nuevo hospital -duodécimo- y la resurrección de la Ciudad de la Justicia, ahora paralizada. La obra pública comenzará a moverse en Madrid.

Asimismo, González ha aprovechado el debate para lanzar su idea de una nueva asignatura escolar llamada programación. Inglés e informática son las obsesiones de su Gobierno. Les aseguro que no son las asignaturas más importantes para una buena formación pero sí dos de las más útiles para encontrar trabajo.

Empieza a convertirse en un modelo para otros presidentes autonómicos del partido

Con ello, más el añadido de un frente madrileño -de todos los grupos políticos- contra el secesionismo catalán. Lógico, porque el nacionalismo catalán vende que 'España nos roba', cuando lo cierto es que si hay comunidad que debería quejarse del reparto de la riqueza por vía administrativa esa sería, precisamente Madrid que en la balanza fiscal es la que más aporta y la que menos recibe.  

Y con todo esto, González se perfila como lo que es: el presidente de la tercera comunidad de España por habitantes, la que presenta mejores cuentas públicas de todas las comunidades, la que trata de reducir impuestos en lugar de aumentarlos y, en suma, en el candidato más sólido del PP para el difícil compromiso que tiene en la Comunidad de Madrid el próximo mes de mayo (y en el Ayuntamiento).

Sobre todo porque, con todo ello, González ha logrado demostrar su capacidad de gestión sin la sombra de Esperanza Aguirre.

La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, aspira a ese cargo o al de Ana Botella, indistintamente. Otros muchos también pretenden llegar a la Comunidad pero a partir de ahora les va a costar algo más.

Y la elección de candidatos se hará en otoño... si don Mariano no lo revienta.

Eulogio López  

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