Sr. Director:



Uno de los aspectos más puñeteros de la crisis consiste en el fariseísmo con que muchos hipócritas lagrimean por los "desfavorecidos" con un pañuelo en una mano mientas con la otra ponen el cazo.

 

Instalan delante de sus opulencias una pancarta anunciadora de su filantropía mientras esconden sus pulsiones señoritingas tras las consignas partidarias.

Vamos, que emplean a los pobres para sus paupérrimas pretensiones.

Mientras, a la evangélica manera consistente en que la mano derecha ignore lo que hace la izquierda, mucha gente hace mucho bien. Paradigmático es el caso de tantos curas, religiosos/sas y laicos a los que se puede mentar un día como el del Jueves Santo que hemos vivido la pasada semana, día del Amor Fraterno: estos regalan su tiempo y aportan parte o todo su sueldo para favorecer a quienes lo están pasando mal.

Y lo hacen con un ahínco que para sí quisieran tantos egregios diputados, senadores, concejales, edecanes de la cosa pública y hasta sindicalistas, que cada vez que mueven un papel con dinero ajeno convocan una rueda de prensa. Creo que aquellos son los que merecen nuestro homenaje, por ser generosos y silentes, recordemos que ambas son virtudes meritorias.

Suso do Madrid