Sr. Director:


Nos cuenta en su "Enorme minucia" algo que va al pelo con la sección: Algo Enorme en su Divinidad es tocado por la 'nada más el pecado', que es la condición humana.

Mire usted, fuera de prejuicios tradicionalistas y de tendencias vanguardistas pienso que la liturgia eucarística nos informa de un acontecimiento sobrenatural.

No es mi organismo el que toca el Cuerpo de Cristo, transformándolo en un alimento que va a desaparecer en un proceso digestivo complejo. Más bien se trata de que Cristo Resucitado se parte para divinizar mi ser falible y corruptible. El Dios hecho hombre plenifica a sus hijos, sobreabundando en Gracia.

Así pues, si mi mano sucia -literal y figuradamente- toca lo divino, a buen seguro que éste no ve mermada su divinidad. Otra cosa es que se vigile quién se acerca a la comunión.

César Montesinos