Sr. Director:
Pienso que la retirada de la religión en nuestras sociedades posmodernas está abriendo un mercado esotérico y ocultista que no para de crecer.

Sólo hay que ponerse a hacer zapping de madrugada: echadoras de cartas, adivinos, brujas, habitantes de la noche, etc. Lo mismo sucede en la radio, en ella encontramos programas donde ponen voz de misterio y lanzan preguntas retóricas sobre los zombis y los vampiros existen de verdad.

Porque tenemos miedo a la muerte: el crecimiento del ocultismo tiene que ver con una pérdida del mensaje de la Iglesia católica sobre la muerte. Cuando se nos muere alguien queremos seguir hablando con él, seamos creyentes o no. La Iglesia habla de un amor más fuerte que la muerte y de que la resurrección de la carne es el testimonio de que la vida en Cristo es más potente que la muerte. Pero cuando se pierde esta certeza, la muerte se convierte en una fuente de miedo, de incertidumbre o de angustia. Todo ritual, aunque sea pagano, que la sociedad nos ofrezca para exorcizar eso será un instrumento de supervivencia en nuestro mundo de bienestar.

No obstante el hombre es un ser religioso, deja de creer en unas cosas para creer en otras. La Feria del Ocultismo crece constantemente y ha pasado de ser hace unos años un fenómeno marginal ha convertirse en algo mucho más mainstream.

Pienso, a pesar de todo lo anterior, que hay falta de conocimiento: es muy probable que la mayor parte de la gente (españoles) no sepa qué se celebra en Todos los Santos. Pero lo mismo sucede con Halloween. Podríamos afirmar que es una fiesta por ignorancia. Es una lástima que en colegios, donde se prohíbe celebrar la Navidad, no se permita construir belenes y no se haga ninguna referencia a los difuntos, se pierdan horas de clase para hacer cortar calabazas y celebrar Halloween.

Jesús D Mez Madrid