• Draghi (BCE) reafirma su independencia mientras todo hace indicar que abrirá la manguera.
  • El presidente del Gobierno asistía a la Cumbre informal del crecimiento con un objetivo claro: que el Banco Central Europeo ayudara a la deuda española.
  • Aunque el BCE insiste en negar la inyección de liquidez, la Bolsa española sube por encima del resto de las europeas.
  • Paralelamente, se abre el debate de los eurobonos.
  • Merkel se opone a la propuesta de Hollande y Monti: no le interesan porque Alemania se está financiando casi gratis.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (en la imagen), asistió a la Cumbre informal del crecimiento con un objetivo claro: lograr que el Banco Central Europeo (BCE) apoyara a la deuda española, fundamentalmente inyectando liquidez.

En este sentido, Rajoy dejó claro que la liquidez es cuestión "capital, de enorme importancia en este momento, mucho más que el diseño futuro de la UE". Porque se pueden hacer todas las reformas y sacrificios que se quieran, "pero si las deudas públicas no se pueden sostener, tenemos un problema", añadió. Por eso, insistió en que resulta "capital" que el Banco Central Europeo (BCE) actúe para garantizar liquidez y la sostenibilidad de las deudas públicas. Aunque el mensaje que trató de destacar Rajoy es que "en este momento", "la deuda pública está garantizada"; y si llega el momento en que no lo está, las decisiones se podrán tomar en 24 horas".

A pesar de estas palabras, el presidente del BCE, Mario Draghi, no ha dado su brazo a torcer. Es más, ha vuelto a reivindicar su independencia respecto a los gobiernos europeos. Eso está bien. Lo que ocurre es que hay ciertos indicadores económicos que llevan a pensar que finalmente inyectará liquidez con el fin de ayudar a la deuda de los países con más problemas, como la española. Un indicador es el Ibex, que en la sesión del jueves sube más que el resto de bolsas europeas.

El otro asunto estrella de la Cumbre fue la creación o no de los eurobonos. En este sentido,  volvió a quedar patente la división en Europa y, sobre todo, la falta de solidaridad, principio sobre el que, por cierto, se crearon los fundamentos de la actual UE.

Pues bien: la canciller alemana, Angela Merkel, rechazó la creación de los eurobonos porque para ello se requeriría una "coordinación económica mucho más fuerte y tendríamos dificultades importantes en lo que se refiere a las posibilidades de establecer un acuerdo, si pensamos en el pacto fiscal". Merkel reiteró que los tipos de interés "uniformes" que llevó consigo la introducción del euro no han conllevado una mejora de la competitividad en todos los países miembros".
Y el gobierno alemán, hoy lo ha vuelto a repetir. El ministro alemán de Economía, Philipp Roesler, ha dicho que "los eurobonos son una herramienta equivocada para estabilizar Europa". "Los eurobonos violarían las leyes actuales". "Sólo las reformas estructurales estimularán un crecimiento fuerte (...). El crecimiento es algo que no puede comprarse".

La egoísta postura alemana es apoyada por Finlandia. El primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, mostró su rechazo a la emisión conjunta de deuda en la eurozona. "No estamos a favor de los eurobonos", indicó Katainen, que subrayó que "demasiados países" han recibido dinero en el pasado prestado a intereses que eran demasiado bajos. Y en la misma línea se expresó su homólogo holandés, Mark Rutte, para quien los eurobonos eliminarían la presión para que los países mejoren sus finanzas públicas y reformen sus economías.

La postura contraria, o sea, favorable a los eurobonos, es la del presidente francés, François Hollande: "Lo que he querido es que haya nuevos instrumentos que puedan ser propuestos, como los eurobonos, la tasa a las transacciones financieras, el mecanismo europeo de solidaridad, para recapitalizar los bancos".

Y a Francia le apoya Italia. El primer ministro italiano, Mario Monti, defendió la creación de eurobonos como receta para reactivar el crecimiento. Monti aseguró que la mayoría de los países de la Unión respaldan la emisión de deuda conjunta en Europa. También abogó por "encontrar soluciones más a corto plazo" para impulsar el crecimiento que logren un consenso en el próximo Consejo Europeo del 28 y 29 de junio.

Pero lo cierto y real es que, cuando se escriben estas líneas, el bono alemán a diez años tiene una rentabilidad del 1,39%, un auténtico chollo, frente al interés que tiene que ofrecer el bono español a diez años: el 6,16%. O sea, una prima de riesgo para España situada en unos insostenibles 477 puntos básicos.

En el fondo de todo esto subyace lo que explicamos ayer. ¿Cómo va a aceptar Merkel -Alemania- los eurobonos si se está financiando prácticamente gratis? Es más, según explicaba Invertia en un excelente artículo, con tipos alemanes, España ahorraría 45.300 millones y evitaría los recortes.

Repetimos: la Europa de la solidaridad murió hace tiempo. Ahora estamos ante la Europa de la usura.
José Ángel Gutiérrez

joseangel@hispanidad.com